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El enemigo que actъa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabarб siendo derrotado.
Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque, sino que confнas exclusivamente en la fuerza de tus soldados, y tomas a la ligera a tus adversarios sin valorar su condiciуn, con toda seguridad caerбs prisionero. Si se castiga a los soldados antes de haber conseguido que sean leales al mando, no obedecerбn, y si no obedecen, serбn difнciles de emplear. Tampoco podrбn ser empleados si no se lleva a cabo ningъn castigo, incluso despuйs de haber obtenido su lealtad. Cuando existe un sentimiento subterrбneo de aprecio y confianza, y los corazones de los soldados estбn ya vinculados al mando, si se relaja la disciplina, los soldados se volverбn arrogantes y serб imposible emplearlos. Por lo tanto, dirнgelos mediante el arte civilizado y unifнcalos mediante las artes marciales; esto significa una victoria continua. Arte civilizado significa humanidad, y artes marciales significan reglamentos. Mбndalos con humanidad y benevolencia, unifнcalos de manera estricta y firme. Cuando la benevolencia y la firmeza son evidentes, es posible estar seguro de la victoria. Cuando las уrdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, йstas las aceptan. Cuando las уrdenes son confusas, contradictorias y cambiantes las tropas no las aceptan o no las entienden. Cuando las уrdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacciуn recнproca entre el lнder y el grupo.
C A P I T U L O X
Sobre la topologнa
En terreno accidentado, si eres el primero en llegar, debes ocupar sus puntos altos y soleados y esperar al adversario. Si йste los ha ocupado antes, retнrate y no lo persigas. En un terreno abierto, la fuerza del нmpetu se encuentra igualada, y es difнcil provocarle a combatir de manera desventajosa para йl. Entender estas seis clases de terreno es la responsabilidad principal del general, y es imprescindible considerarlos. Йstas son las configuraciones del terreno; los generales que las ignoran salen derrotados. Asн pues, entre las tropas estбn las que huyen, la que se retraen, las que se derrumban, las que se rebelan y las que son derrotadas. Ninguna de estas circunstancias constituyen desastres naturales, sino que son debidas a los errores de los generales. Las tropas que tienen el mismo нmpetu, pero que atacan en proporciуn de uno contra diez, salen derrotadas. Los que tienen tropas fuertes pero cuyos oficiales son dйbiles, quedan retraнdos. Los que tienen soldados dйbiles al mando de oficiales fuertes, se verбn en apuros. Cuando los oficiales superiores estбn encolerizados y son violentos, y se enfrentan al enemigo por su cuenta y por despecho, y cuando los generales ignoran sus capacidades, el ejйrcito se desmoronarб. Como norma general, para poder vencer al enemigo, todo el mando militar debe tener una sola intenciуn y todas las fuerzas militares deben cooperar. Cuando los generales son dйbiles y carecen de autoridad, cuando las уrdenes no son claras, cuando oficiales y soldados no tienen solidez y las formaciones son anбrquicas, se produce revuelta. Los generales que son derrotados son aquellos que son incapaces de calibrar a los adversarios, entran en combate con fuerzas superiores en nъmero o mejor equipadas, y no seleccionan a sus tropas segъn los niveles de preparaciуn de las mismas. Si empleas soldados sin seleccionar a los preparados de los no preparados, a los arrojados y a los timoratos, te estбs buscando tu propia derrota. Estas son las seis maneras de ser derrotado. La comprensiуn de estas situaciones es la responsabilidad suprema de los generales y deben ser consideradas. La primera es no calibrar el nъmero de fuerzas; la segunda, la ausencia de un sistema claro de recompensas y castigos; la tercera, la insuficiencia de entrenamiento; la cuarta es la pasiуn irracional; la quinta es la ineficacia de la ley del orden; y la sexta es el fallo de no seleccionar a los soldados fuertes y resueltos. La configuraciуn del terreno puede ser un apoyo para el ejйrcito; para los jefes militares, el curso de la acciуn adecuada es calibrar al adversario para asegurar la victoria y calcular los riesgos y las distancias. Salen vencedores los que libran batallas conociendo estos elementos; salen derrotados los que luchan ignorбndolos. Por lo tanto, cuando las leyes de la guerra seсalan una victoria segura es claramente apropiado entablar batalla, incluso si el gobierno ha dada уrdenes de no atacar. Si las leyes de la guerra no indican una victoria segura, es adecuado no entrar en batalla, aunque el gobierno haya dada la orden de atacar. De este modo se avanza sin pretender la gloria, se ordena la retirada sin evitar la responsabilidad, con el ъnico propуsito de proteger a la poblaciуn y en beneficio tambiйn del gobierno; asн se rinde un servicio valioso a la naciуn. Avanzar y retirarse en contra de las уrdenes del gobierno no se hace por interйs personal, sino para salvaguardar las vidas de la poblaciуn y en autйntico beneficio del gobierno. Servidores de esta talla son muy ъtiles para un pueblo. Mira por tus soldados como miras por un reciйn nacido; asн estarбn dispuestos a seguirte hasta los valles mбs profundos; cuida de tus soldados como cuidas de tus queridos hijos, y morirбn gustosamente contigo. Pero si eres tan amable con ellos que no los puedes utilizar, si eres tan indulgente que no les puedes dar уrdenes, tan informal que no puedes disciplinarlos, tus soldados serбn como niсos mimados y, por lo tanto, inservibles. Las recompensas no deben utilizarse solas, ni debe confiarse solamente en los castigos. En caso contrario, las tropas, como niсos mimosos, se acostumbran a disfrutar o a quedar resentidas por todo. Esto es daсino y los vuelve inservibles. Si sabes que tus soldados son capaces de atacar, pero ignoras si el enemigo es invulnerable a un ataque, tienes sуlo la mitad de posibilidades de ganar. Si sabes que tu enemigo es vulnerable a un ataque, pero ignoras si tus soldados son capaces de atacar, sуlo tienes la mitad de posibilidades de ganar. Si sabes que el enemigo es vulnerable a un ataque, y tus soldados pueden llevarlo a cabo, pero ignoras si la condiciуn del terreno es favorable para la batalla, tienes la mitad de probabilidades de vencer. Por lo tanto, los que conocen las artes marciales no pierden el tiempo cuando efectъan sus movimientos, ni se agotan cuando atacan. Debido a esto se dice que cuando te conoces a ti mismo y conoces a los demбs, la victoria no es un peligro; cuando conoces el cielo y la tierra, la victoria es inagotable.
C A P I T U L O XI
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